Si alguna vez has querido o te has hecho un piercing, perforado las orejas, tatuado tu piel o algo de eso “moderno”, seguro que alguien, desde tu familia a un completo desconocido, te ha dicho algo parecido a: “eso no está bien visto”, “no te lo hagas tan grande,” “hazlo en un sitio que no se vea”, “¿has pensado en el trabajo o en el futuro?” o “no deberías hacer nada en tu cuerpo, ya así es bonito”. Además, seguro que han relacionado alguna de estas cosas con tu sexo o género y con gente que antes eran lo peor de la sociedad. Te hayas sentido, o no, más o menos atacado por estas acusaciones, vamos a hacer un pequeño trabajo de investigación histórico-arqueológica para ver si, realmente, esto son “modas modernas” y si se relacionan con el género o las actividades delictivas. En esta ocasión nos vamos a apoyar en dos disciplinas (que si nos ponemos a analizar esto desde todos los puntos de vista podríamos dedicar varias vidas): la arqueología funeraria y la arqueología del cuerpo. En definitiva, vamos a observar los vestigios relacionados con el mundo de la muerte.
Entendemos como arqueología funeraria aquella que estudia restos humanos del pasado, sin importar su cronología o la forma en que aparezcan los sujetos. Es una de las unidades arqueológicas más importantes tanto a nivel de cultura material como simbólico e interpretativo. Los restos de estos cuerpos y la forma en la que los encontramos revelan mucha información como el sexo, la edad, la forma de la muerte, los trabajos que pudo realizar en vida, su alimentación; en resumidas cuentas, analizamos un cuerpo biológico. Además, contamos con todos los objetos que intencionadamente, o no, los acompañan (no es lo mismo una muerte accidental o un asesinato en una fosa, que el enterramiento con unos objetos de forma organizada).
Pero el estudio arqueológico ha avanzado mucho las últimas décadas, reflexionando sobre sus posibilidades y yendo más allá de describir los restos (medir, fotografía y detallar huesos, por ejemplo) y sus acompañamientos. Fue creándose, a partir de reflexiones filosóficas y antropológicas, la arqueología del cuerpo. El objetivo principal es poder acceder a la mentalidad de sociedades antiguas a través de lo que podemos observar en el cuerpo, es decir, analizándolo como uno de los soportes de construcciones culturales como el género o la identidad. En este caso no es el cuerpo biológico lo que nos interesa, sino el cuerpo como escenario social y medio de expresión de significados sociales y culturales.
Conociendo estas dos ciencias de análisis vamos a ver un par de ejemplos para indagar en el uso de tatuajes, los piercings y joyas. Para ello no nos centraremos en grandes reyes o príncipes, porque serían ejemplos demasiado singulares, sino que optaremos por otros ejemplos.
Empezamos con un acontecimiento y “unos muertos” muy conocidos, las víctimas de la erupción del Vesubio que arrasó Pompeya en el 79 d.C. (su fecha exacta sigue a debate entre la primera y el verano de ese año). Nos vamos a centrar en un cuerpo hallado en la ciudad de Herculano, próxima a Pompeya, y donde sus habitantes sufriendo aludes de ceniza hirviendo que han permitido una conservación diferente a la de su ciudad vecina. Por lo tanto, esto no es un enterramiento premeditado, sino que en este caso nuestra protagonista, “la mujer de los anillos”, murió tal y cómo se encontraba. Se trata de un individuo femenino de unos 45 años que presenta una joyería de oro en sus dedos, además de otros adornos.
Los propios romanos admiraban los enterramientos con joyas, tanto así, que de una de las culturas de las que son herederos, la etrusca, robaron las joyas con las que estos solían enterrarse. Parece ser que se tomaban las figurillas de bronce, animales, barcos de bronce con lo que los etruscos solían llenar en abundancia sus enterramientos, dando lugar a los primeros coleccionistas romanos que alardeaban de tener miles de bronces etruscos.
Ahora nos vamos un poco más lejos y atrás en el tiempo. No es raro pensar en una mujer edad media (algo avanzada en esta época) con anillos en las manos. Pero comparémosla con el siguiente ejemplo. Se trata del “hombre de oro de Saka”, Kazakhstan. Nos encontramos ante una momia de la región Saka, en las montañas de Tabagatia, al este de Kazakhstan, que habría muerto entre los siglos VIII - VII a.C. (lo que en cánones de la Antigüedad sería la edad arcaica, recordemos que la influencia de los pueblos grecolatinos se extiende muchísimo por la geografía). Se ha identificado como un individuo masculino joven (17 – 18 años) totalmente decorado con piezas de oro, como un rosario (conjunto de cuentas en una cuerda larga) de oro que le rodeaba el cuello. Además, iba acompañado también de una daga de oro al lateral y otros objetos como pendientes y demás que podemos observar con facilidad en la fotografía.
Ahora vamos a ver otros dos ejemplos, pero, de cuerpos tatuados. El primer ejemplo proviene de la piel conservada bajo un proceso de momificación del brazo derecho de un jefe tribal de la cultura Escita (pueblos de la Antigüedad que ocupan un amplio espacio localizado desde Irán a Bulgaria y el sur de Rusia). Se trata, concretamente, del ocupante de la tumba Nº 2 del valle de Pazyryk, límite con el valle del río Bolshoy Ulagan, en el macizo de Altái, Rusia (300-290 a.C.). Observamos que tiene el brazo completamente tatuado con motivos animales, al igual que su pierna.
1 State Hermitage Museum, St. Petersburg, Rusia
Y para terminar nuestra ronda vamos a irnos al final, finalísimo, de la Antigüedad, ya en la Alta Edad Media. Se trata de una conocida “momia cristiana” hallada en Sudán en el 2005. Lo curioso es que fijaos desde cuando está de moda eso de “amo a Jesús”, porque en el muslo derecho de esta mujer llevada tatuado "M-I-X-A-H-A", que en griego antiguo significa "Michael", el nombre primitivo del "Arcángel Miguel". Este símbolo no es original y lo encontrados en iglesia y tablas de piedra, aunque este es el primer caso conocido de un tatuaje. Este individuo femenino se ha conservado de forma excepcional. En el momento de la muerte tendría entre 20 y 35 años y habría fallecido sobre el 700 d.C. Los investigadores apuntan que posiblemente fuera parte de una comunidad cristiana asentada en las orillas del Nilo.
2 Museo Británico de Londres
¿Son estos hallazgos excepcionales? No, se han seleccionado este limitado número ya que son tantos los ejemplos que podemos estudiar que cada año se muchas investigaciones de este estilo. Además, se han escogido intencionadamente que provengan de diferentes lugares y cronologías.
¿Qué valor tiene la decoración corporal? Es una gran pregunta para reflexionar. Vemos decoraciones parecidas en hombres y mujeres, joyas de un alto valor en distintos tipos de individuos y de situaciones ¿podrían los muertos llevarse con ellos los objetos con los que solían vestirse? También vemos que la religión no siempre ha estado peleada con la decoración corporal, y como las mangas de tatuajes tienen ya muchos siglos de Antigüedad. Quizá la falta de estas representaciones en el cine, la literatura o en la propia divulgación hace que nunca se haya normalizado. Según nos dice la arqueología del cuerpo si miramos más allá de los tipos de materiales y cómo se han conservado, podemos analizar y encontrar soluciones a cómo pensaban estas personas y cómo era sus relaciones entre ellos, con sus superiores e, incluso, con sus dioses.
Bibliografía
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Cathaysa Cabeza
@bathzabbaidepalmira
Blog de Cathaysa: https://papirosparazenobia.blogspot.com/